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N'ASTURIANU. RESERVADO EL DERECHO DE ADMISIÓN

…QUERIDOS REYES MAGOS…

Ya se que es Navidad, que vienen los Reyes Magos, que todo es felicidad, alboroto, fiesta y diversión, pero de verdad os lo digo, NO NECESITO NADA DE NADA.

Que si tenéis que venir, pues no pasa nada, podéis ir a ver a mi vecino, Diego, aún no tiene 2 años, y todavía tiene ilusión. Yo ya la perdí hace mucho tiempo. Es un chico encantador, y me alegra las mañanas cuando bajamos en ascensor camino del trabajo (el se va a la guardería y yo al curro). Él si que lo merece. En cuanto a mi, realmente no necesito nada, pues lo que realmente necesito no se encuentra en tiendas. Aún así, si encontráis un trabajo digno a un precio razonable me lo pido, pero eso es un mito. En Asturias no existe.

Si queréis realmente regalarme algo, pues no se, así ahora mismo no se me ocurre nada. Me conformo con que no este hecho en china, pagándole una perrona a un pobre niño que cose balones con sus dedos sin uñas por las picaduras de la aguja. Eso si que sería un buen regalo, acabar con la esclavitud infantil. O una de las joyas del Vaticano, también me vale, si alguno de vosotros tiene dinero para pagarla (o robarla si tiene buena mano) con ella se acabaría el hambre en el mundo, otro gran regalo. Otra cosa que se me ocurre es que me podíais regalar el control de todo el petróleo del mundo, así, controlándolo yo se acabarían las guerras de “pacificación” por el control del combustible más preciado.

Si no hay medios para conseguir nada de esto, pues nada, intentad que alguien de el 0.7% al tercer mundo, que alguien apadrine a un niño, que alguien deje de lanzar basura al espacio, que alguien salve la vida de esa gente que sufre los desastres que nosotros provocamos con nuestros lujos, nuestros desodorantes, nuestros gases de invernadero, que alguien sea más feliz este año que el anterior…

Si todo esto fuera imposible, regaladme algo útil, como un poco de felicidad, un trocito de alegría, un abrazo o un beso cuando lo necesite, de verdad, es lo único que pido.

PD: Al amigo invisible al que le toque, que me regale su compañía, o una foto o una postal del momento en que nos encontremos ese 12 de enero todos juntos. Nada más que eso.

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